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lunes, 20 de abril de 2015

Ida


Ida [Dirección: Pawel Pawlikowski. Coproducción de Polonia, Dinamarca, Francia y el Reino Unido. Año: 2013] es una de las películas más interesantes en términos de forma y de contenido que hemos podido ver en los últimos años. Su llegada a una exhibición continua en San Luis Potosí está marcada por el retraso y por las condiciones arduas para ver películas en la Cineteca Alameda.
La historia que cuenta Ida transcurre en Polonia en los años de 1960. Anna, interpretada por la bellísima actriz revelación Agata Trzebuchowska, es una novicia que vive en un convento donde la vida transcurre con austeridad, rigor y fervor religioso. Antes de tomar sus votos es enviada a conocer a su único pariente vivo, su tía Wanda, cuyo papel está a cargo de Agata Kulesza. El viaje se vuelve una revelación múltiple ya que se Anna se dará cuenta de que su verdadero nombre es Ida, que su familia realmente era judía y fue casi totalmente exterminada durante la ocupación nazi de Polonia en la Segunda Guerra Mundial.
Juntas iniciarán un viaje para conocer el destino final de sus familiares. De este trayecto ni la tía Wanda (feroz fiscal del sistema de justicia comunista) ni la sobrina monja (Anna o Ida) regresarán igual. Habrán de enfrentar el odio racial, las complicidades cotidianas que hicieron posible el exterminio de los judíos y la crueldad de la historia verdadera. “Quizá en este viaje descubras que dios no existe”, dice la tía Wanda. Para ambas será un trayecto por una sociedad transformada, con una ansiedad colectiva ante un pasado no resuelto que les ofrecerá un atisbo de las diversas posibilidades que siempre ofrece la vida.
El guión está escrito de acuerdo a la austeridad que priva en toda la película. El texto escrito por Rebecca Lenkiewicz y el director Pawel Pawlikowski elimina ciertos momentos que se excederían el tono general de la película y que para otros guionistas y realizadores serían importantes, como son un accidente de tráfico, y por el contrario se concentra en instantes aparentemente intrascendentes pero que pintan muy bien a los personajes, como es el momento en el que la Anna o Ida se detiene a rezar en un cruce de caminos, del cual resulta un momento fílmico trascendente de toda justificación de acelerar la acción.
Uno de los asuntos que destaca a los pocos planos de haber iniciado la película Ida es la extraordinaria calidad del trabajo fotográfico, firmado a la limón por el veterano Ryszard Lenczewski y el joven Lukasz Zal. Ambos obtuvieron la nominación al Oscar a mejor fotografía, entre otros reconocimientos.
Su trabajo en la película Ida está hecho de manera no convencional. Filmado en formato digital pero rigurosamente apegado a ciertos aspectos de otra época: el blanco y negro y el formato académico, es decir, la proporción de pantalla es mas cuadrada que rectangular. La manera de componer las imágenes ubica a los personajes casi siempre en una orilla del cuadro o su parte superior o inferior. Con ello se quita del centro a la figura humana y se le da un lugar importante y a veces amenazador, al espacio que rodea a los personajes. Estos aspectos novedosos y tradicionales nos remiten a muchas grandes películas, como las de Carl T. Dreyer y las de Andrzej Wajda.
El formato poco glorioso empata perfectamente con los escenarios, desnudos hasta la sórdidez, de las granjas, caminos, hoteles, bares y salones de baile de la Polonia comunista. En estos agrestes terrenos, sorpresivamente, la vida y la sensualidad se imponen. El director Pawel Pawlikowski sabe que éstas se expresan y se imponen en un rayo de luz, en unas notas de jazz y en las palabras que describen una cabellera roja.
El entusiasmo que me despierta Ida no cabe en estas pocas líneas. Pero me preocupa que las únicas exhibiciones en una sala cinematográfica a las que tengan acceso los cinéfilos potosinos sean en la Cineteca Alameda. La semana pasada pudimos ver el documental Un día en Ayotzinapa 43 [Rafael Rangel. México. 2015] y las partes de arriba y de abajo de la imagen (que no tiene la mejor definición posible) se proyectaban en los telones, no en la pantalla.
La película se exhibe con un retraso considerable. En el Festival de Cine de Morelia se exhibió en octubre. Y desde antes de su primera proyección potosina (en la última Muestra Internacional de Cine) ya estaba disponible en formatos de dvd y bluray a nivel internacional. Eso significa que había copias ilegales en la red, disponibles para espectador ansioso. Con esa rapidez es con la que compiten los exhibidores y distribuidores de nuestros días.
Además, Ida se exhibirá desde mañana hasta el 25 de abril en la sala principal de la Cineteca Alameda. Y los días 27 y 28 (según dice en la programación) se proyectará en la Sala Lupe Vélez, un pequeño anexo a la misma Cineteca. Hace tiempo conocí ese espacio y definitivamente no tenía las condiciones para exhibir una película profesionalmente. Iré a esas funciones para reportar si ha mejorado.
¿Por qué se saca la película de la sala principal? ¿Hay otra actividad mas importante para Cineteca Alameda que no sea la proyección de películas? ¿Esta decisión está relacionada con el anuncio de que la Sinfónica de San Luis Potosí ocupará una parte del edificio de la Cineteca Alameda? La Secretaría de Cultura aún nos debe muchas explicaciones a la comunidad cinéfila.

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