Hace dos semanas fue la última vez que colaboré en la radio. Ese
día fue removido del programa Zona Cultural el locutor Daniel
Portillo Rosales y yo, como su colaborador, también quedé fuera.
Espero no parecer una víctima, pero hay elementos para pensar que se
dijeron cosas que no agradaron a directivos de la instancia de
cultura del gobierno del estado, especialmente a los encargados de la
Cineteca Alameda. Hago a continuación una crónica.
Durante 15 meses colaboré en el programa Zona
Cultural, espacio radiofónico organizado por la Secretaría de
Cultura del Gobierno del Estado de San Luis Potosí en colaboración
con otras instituciones y transmitido por Magnética FM en el 107.1
del cuadrante y también vía internet.
En las primeras transmisiones yo me trasladaba físicamente a la
cabina de Magnética FM para hacer mi comentario. Posteriormente los
enlaces fueron telefónicos. De cualquier manera siempre tuve a la
mano un texto de apoyo más bien estructurado. No considero tener
demasiada capacidad para improvisar. Pienso que mis ideas fluyen
mejor si antes las escribo aunque no las lea. Es en la letra impresa
donde encuentro sentido a lo que en principio son impresiones. Y creo
que de eso trata la crítica de cine.
Al cabo de un mes había acumulado un conjunto de textos. Pensé que,
con un poco de trabajo estilístico, podrían ser interesantes para
el público que no estaba interesado en escuchar, pero si en acceder
a la hora que quisiese y desde donde pudiera (siempre que tuvieran
una conexión a la red) a un comentario sobre películas en cartelera
o que hubiesen sido importantes pero fugaces en su exhibición, como
suele pasar en los festivales y muestras de cine.
Al cabo de este tiempo el blog Rubén Gaytán Duque. Textos
Coyunturales de Cine ha acumulado más de 12 mil visitas para 81
entradas. Seguramente un manejo mas hábil de las redes y un
contenido mas a gusto de los lectores lo pudieran haber hecho mas
exitoso. Pero quizá por la manera que tienen los medios en internet
de llevar una cuenta supuestamente exacta de sus visitas, yo cada vez
estaba mas sorprendido pensando en que un libro puede tener un tiraje
entre 300 o mil ejemplares y que de ellos muchos no se distribuyen y
que de esos menos aún son leídos. Aquí por lo menos 12 mil veces
se le ha dado click a un espacio que contiene mis ideas. La suma del
blog y otras redes sociales al medio “tradicional” que es la
radio me resultaba muy atractiva.
Casi siempre las intervenciones en Magnética FM tenían que ver con
la exhibición de películas en las mal llamadas “salas
comerciales” (Cinépolis y Cinemex en nuestra ciudad). Pero también
hablé, por lo menos unas 10 veces, sobre las exhibiciones y
actividades de la Cineteca Alameda, que es la sala a cargo de la
Secretaría de Cultura. Recuerdo que la primera vez que lo hice le
mandé primero el texto a Daniel Portillo. Le dije mas o menos así:
si este texto te genera un conflicto mejor no lo leo. Yo entendía y
aún entiendo que él trabaja en la Secretaría y que el espacio era
administrado por esa entidad pública.
Su respuesta fue: “adelante”. Él consideraba que su espacio no
fuera sólo de loas al trabajo de la institución, sino que se debía
balancear con el señalamiento crítico. Y desde ahí, no puedo decir
que semana tras semana, pero regularmente, di cuenta de los problemas
de la transición digital vividos por la Cineteca Alameda, de sus
desaciertos al momento de programar, de su falta de una política
general de estímulo al arte cinematográfico y de las dudas, según
yo justificadas, sobre su permanencia como como espacio de exhibición
fílmica.
Al principio fue sorpresa: no esperaba poder articular una crítica
tan constante (y según yo oportuna) desde un micrófono controlado
por la Secretaría de Cultura. Luego fue la sospecha: ¿quién nos
escuchaba realmente? No me refiero con esta pregunta al público de
la radiodifusora. No soy un fanático de los llamados “nuevos
medios digitales” de esos que dan por muerta a la radio. Al
contrario: sé que los radioescuchas ahí están, no sé cuántos
sean pero sí que son más discretos que los usuarios de la red. Así
es el medio y así me gusta.
Mi duda era mas bien: ¿nos escuchan en la Secretaría de Cultura?
¿Había alguien que le diera seguimiento a la calidad de los
contenidos, a la claridad de la transmisión, a la oportunidad de los
anuncios o al respeto de una línea política que yo suponía
instaurada por los directivos de la institución? Mucho me temía que
no.
Pero finalmente llegó el día de mi última participación en Zona
Cultural. El lunes 27 de abril yo tenía listo un texto sobre una
película que no creí durase mas de una semana en cartelera, pero
que era interesante por varias razones y relevante por lo menos para
una parte del auditorio. A las 11:30 esperaba entrar al aire. Incluso
lo anuncié en mis redes sociales. La llamada no llegaba y,
escuchando la radio, me di cuenta de que tenían problemas para
llamar a mi celular.
Eso ya había pasado en otras ocasiones. Mientras yo marcaba desde un
teléfono de piso, Daniel Portilllo hizo una serie de comentarios
sobre el traslado de la sede de la Orquesta Sinfónica del Estado al
edificio de la Cineteca Alameda. Cuando entramos al aire yo no retomé
el tema: realmente quería hablar sobre la película brasileña
Tocando la luna [Título original: Flores Raras. Dirección:
Bruno Barreto. País: Brasil. Año: 2013] de tal forma que aproveché
los minutos que tenía para dar cuenta de sus méritos y defectos.
Pero en mi muro de Facebook si puse un comentario donde mencioné que
no estaba de acuerdo con lo dicho por Daniel. Un poco mas tarde
recibí un mensaje suyo. En un tono que percibí apurado me invitaba
a ir al día siguiente, martes 28 de abril, a la cabina y tener un
debate sobre la situación de la Cineteca. Tuve mis dudas, pero
finalmente acepté. Nos acompañaría en cabina Adrián Ibelles, el
joven encargado del Cine Club Universitario, titular de la emisión
de ese día de la semana.
El lunes en la tarde asistí a una proyección de la película Ida
[Pawel Pawlikowski. Polonia, Dinamarca, Francia y el Reino Unido.
2013] la primera que de una película de ficción ganadora del Oscar
se llevaría a cabo en la Sala Lupe Vélez. Me interesaba ser testigo
de las condiciones de exhibición y de ellas di cuenta en un textopublicado al día siguiente, que al menos parcialmente cité en Zona
Cultural.
Grabé muchas de mis intervenciones a lo largo de 15 meses. Esta fue
una de ellas. En un primer momento creí que era el único que tenía
este material, además de la estación que seguramente hace
seguimiento de todo lo que se transmite. Pero en fechas recientes un
amigo subió al sitio You Tube otro registro. Le falta al inicio la
entrada del programa, pero creo que el grueso de los comentarios aquí
están y se pueden consultar.
A grandes rasgos Daniel sugirió que la presencia de la Sinfónica en
la Cineteca tenía que ver con que el público no respondía a las
programaciones de ambas instituciones. Que era muy poca la gente
(comparado con otros espectáculos comerciales) que asistía a los
conciertos de la Sinfónica y las exhibiciones de la Cineteca.
Yo planteé que eso era multifactorial. Que en los últimos años el
público se ausentaba de las salas cinematográficas en general pero
que en Cineteca Alameda el asunto era más grave por las deficiencias
de su transición a lo digital. Que si bien ahora se cuenta con un
cañón Full HD esta resolución es menor que la de las salas
comerciales. Aunque se habían hecho arreglos al patio de butacas e
incluso a los baños, había un problema tenía que ver con la
capacidad de la Cineteca.
Comparé por, ejemplo, la situación de la Cineteca de San Luis
Potosí con la de Zacatecas, cuyo aforo es mucho mas pequeño y luce
lleno mucho mas fácilmente, al grado de que una función con 80
espectadores se podía considerar exitosa y el doble de público en
la capital potosina hace lucir a la sala casi desierta.
Es un asunto complejo, apunté, debido a la importancia histórica
del Teatro Alameda, sede de la Cineteca. Este edificio es el único
coloso de los años cuarenta que sigue funcionando como sala. El
resto ha desaparecido. Por un lado se antoja conservarlo como tal
pero habría que evaluar su pertinencia como “sala cinematográfica
de arte”.
Si lo que se busca es que la gente vaya a Cineteca yo propuse:
- Que ir a Cineteca Alameda permita convivir con los demás cinéfilos aunque eso pueda potencialmente crear vínculos que quizá no sean deseables para las autoridades.
- Que la Cineteca organice más experiencias didácticas: cursos, charlas, conferencias, cafés cinematográficos y lo que se les ocurra para que el público adquiera conocimientos que les permitan entender filmes innovadores formal y temáticamente.
- Que la Cineteca Alameda no sea un espacio hostil y que las proyecciones y la estancia valgan lo que cuesta la entrada. A fin de cuentas la Cineteca es una sala comercial sólo que dedicada a un público específico, dije al aire. También consideré indispensable que el público no viviera malas experiencias como fue la proyección de Ida en la Sala Lupe Vélez que califiqué como una de las peores ocurrida en toda mi vida. Las malas experiencias fílmicas son un atentado contra la cultura. En Cineteca no sólo se deben proyectar bien las películas. También se debe fomentar el arte cinematográfico informando, educando y seduciendo.
Señalé, retomando un punto propuesto por Adrián Ibelles, que era
bien válido exigir y adelanté que en caso de que se pretendiera
desaparecer a la Cineteca Alameda si habría una reacción de
apasionados del cine. Además que la Orquesta Sinfónica del Estado
merece todos los respetos, entre ellos el de tener su propio espacio.
Incluso si el Teatro Alameda era el lugar adecuado para ella que ahí
se quedara la Orquesta y que se construyera una nueva Cineteca.
A grandes rasgos fue lo que dije.
Ahora vamos con lo que no se dijo: a partir del minuto 28 de la
grabación Daniel Portillo señala algo muy interesante: que estaban
ocurriendo cosas que no podía decir al aire porque sería una falta
de ética, pero que había enroques que habían generado todos esos
cambios. En ese momento recibí un mensaje por el celular,
incitándome a que “le sacara la sopa” a Daniel. No lo hice
porque pensé que le podía costar el trabajo.
Lo que ocurrió esa tarde, después del programa, es que Daniel
Portillo Rosales fue removido de la conducción del programa Zona
Cultural los días lunes y martes y, por lo tanto, yo dejé de ser
invitado a colaborar. Al parecer finalmente alguien escuchó en
Secretaría de Cultura. Ese día se esperaba una participación
telefónica del director de Cineteca Alameda, Mario Candia, para
promocionar la última función de Ida. Nunca se pudo llevar a cabo.
Yo fui testigo de ello por estar en la cabina.
¿Estaría Mario Candia escuchando el programa? No lo sé. El asunto
es que Daniel Portillo fue llamado por Juan Carlos Díaz Medrano,
director general de desarrollo cultural de la Secretaría de Cultura
del Gobierno de San Luis Potosí y fue notificado de su salida del
aire. Incluso recibí un correo electrónico, de una cuenta a su
nombre, donde me pide acceso a mi copia del programa, que yo había
subido a un espacio en la nube y se lo permití por solicitud de
Daniel.
Al parecer nadie llevaba ese seguimiento ni tenía el cuidado de
grabar los programas (hasta donde sé esa sería responsabilidad de
un área de comunicación social) al grado que también me solicitó
acceso a ese archivo un usuario con el nombre Vladimir Zamarripa con
la cuenta de correo electrónico vladimircineteca@gmail.com,
coincidentes ambos con el apelativo y el contacto del programador de
Cineteca Alameda, según consta en su página de internet.
Entre lo dicho y lo callado el asunto es que se cerró mi espacio de
colaboración en Zona Cultural. Lo lamento no tanto por mi, sino por
la piel suave que han demostrado tener los funcionarios públicos a
cargo de la cultura en San Luis Potosí. Así es cómo se responde a
las críticas y a los señalamientos: acallando las voces que (a
veces sin que se dieran cuenta) ejercemos la crítica.
Los textos aquí están, para quien guste leerlos y escucharlos. El
lector deberá sacar sus propias conclusiones.
Por lo pronto me voy con el buen recuerdo de las atenciones que
siempre tuvo la gente de Magnética FM, generosos y amables a mas no
poder. Me quedo con el movimiento perpetuo de Daniel Portillo,
inquieto y comprometido como pocos, apasionado del micrófono ante
todo. Me quedo también con este espacio, derivado de mi intervención
en Magnética. Lo seguiré alimentando hasta donde la energía lo
permita. Buscaré otro medio de los llamados “masivos” o
“tradicionales” para complementar una estrategia de comunicación.
No está mal tomando en cuenta que uno es un tipo solo que escribe
después de haber visto una película.
Un despido muy acorde a los tiempos que vivimos :(
ResponderEliminarY un reinicio en nuevos espacios. :) Usted es ingeniero y sabe que muchas cosas vuelven a funcionar cuando las reiniciamos.
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